viernes, 12 de marzo de 2010

El realismo

Los rasgos que impulsaron el desarrollo de la novela en el s. XIX comienzan a trazarse en 1830, con el ascenso social de la burguesía y el desplazamiento del poder de la aristocracia, ajena desde entonces a los acontecimientos que marcaron la historia. La toma del poder por la burguesía supuso, además, el triunfo de la ideología conservadora de la clase media, frente al liberalismo que había caracterizado las ideas progresistas del período anterior.
En el terreno literario, el romanticismo se fue hundiendo poco a poco y empezó a despuntar el realismo, que fue una reaccion contra "el arte por el arte" romántico. El término "realismo" surgió por primera vez en 1850 referido a la pintura, y se extendió posteriormente a todas las artes. La novela se reveló como el género literario más idóneo para plasmar la objetividad que se imponía frente a la subjetividad romántica. La burguesía, reflejada en las novelas realistas, las acogió con entusiasmo.
Una de las claves del éxito de la novela fue su publicación en los periódicos de la época, por entregas, muy aplaudida sobre todo por el público femenino.
El escritor realista, en tanto que historiador del presente, se distancia de lo que relata, su visión es analítica y srítica. Debido a su afán por retratar lo cotidiano, incluso lo vulgar, los autores realistas huyen en cierto modo de los criterios estéticos. Lo suyo es penetrar en la realidad, profundizar en el carácter de los personajes y sus relaciones sociales.
Entre los autores extranjeros, destacan Honoré de Balzac (1799-1850), Stendhal (1783-1842), Charles Dickens (1812-1870), Nikolai V. Gógol (1809-1852), Fiódor M. Dostoievski (1821-1881) y Tolstoi (1883-1945). Los principales realistas españoles fueron Fernán Caballero (1796-1877), Benito Pérez Galdós (1843-1920), Pedro Antonio de Alarcón (1843-1920), José María de Pereda (1833-1906),  Laopoldo Alas "Clarín" (1852-1901), Emilia Pardo Bazán (1851-1921) y Armando Palacio Valdés (1853-1938).
El paso del romanticismo al realismo en España se realiza a través del costumbrismo: la subjetividad deja paso a la objetividad, lo cotidiano desplaza a lo exótico.
Los rasgos definitorios de la novela realista son: el reflejo minucioso de la realidad, la riqueza descriptiva, la ausencia de personajes paradigmáticos, el distanciamiento crítico, la desaparición del autor y la pluralidad estilística.